El anterior, en mi estreno como escritor, lo pasé en Lleida y no puedo decir que no fuera genial, pero Barna es diferente. La visión de las Ramblas abarrotadas de gente paseando o buscando a su autor favorito es impresionante. Pero dos cosas que llamaron mi atención sobre otras:
El día antes, pude comprobar que las librerías ya se llenan de gente. Es una visión esperanzadora ver a toda aquella gente buscando a sus autores favoritos para poder hacer un buen regalo, o regalárselo a sí mismo sin esperar el agobio de las colas para pagar.
El otro asunto, que ves en la gran ciudad, es que las largas colas para firmar, en su gran mayoría, no las encabezan escritores, sino famosos, políticos y hasta deportistas que se apuntan al carro. Por poner un ejemplo, es alucinante escuchar esta semana a la señora Rosa Diez hablando de futuras guerras patrias en la irreductible Catalunya, después de pasearse sonriente por las Ramblas y no parar de firmar libros, (se pueden escuchar sus declaraciones en la radio, no me lo invento) en un territorio donde solo una semana después parece que nos insultamos por la calle. En fin, que me desvío, vuelvo al tema sin poder olvidarme de Belén Esteban, y tantos otros.
Parada de Sant Jordi 2014 en la Plaça de la Mercè (El Gòtic).
Pero sinceramente, voy a discrepar de otros escritores que evidentemente tienen otra visión, quizá porque ellos han vivido el Sant Jordi de antes, el que pertenecía a los escritores. Me cuenta una buena amiga, además editora, que un año a su lado firmaba libros, con una cola desmesurada, una actriz porno que ni siquiera había escrito ella el libro. Y supongo que si un día me veo en esa tesitura, puede que vuelva a este post y directamente lo borre, pero me voy a quedar con dos reflexiones que hice hace tiempo. Cuanto aprendí y supe, lo que cuesta escribir y llegar a publicar un libro:
NO me voy a comparar con ningún famoso de tres al cuarto, porque yo no los considero escritores. Puede que vendan más que yo, pero puedo asegurar una cosa sin miedo a equivocarme y es que más del cincuenta por ciento de esa gente que compra un libro a un famoso, no se lo va a leer.
Y la segunda, y enlazada con la anterior, el tipo de personas, con todo mi respeto, que compran un libro de Belén Esteban (por decir alguna y sin tener nada contra esta señora) no son lectores y desde luego jamás iban a comprar un libro mio, por esa sencilla razón que no son lectores y más bien buscan un autógrafo más caro.
Por lo tanto, me voy a quedar, por no alargarme más, con ese Sant Jordi con las librerías llenas, el de la gente en la calle disfrutando de los buenos libros, y aunque puede que un admirado colega tenga razón y se haya corrompido el espíritu de Sant Jordi, el año que viene estaré de nuevo en las calles y en las librerías con mi nuevo libro. Y de momento, con la misma ilusión.
Rafa Melero
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